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se dio vuelta y me dijo:

- no me importa nada. yo camino hasta un punto donde también
                 estás.
  no me importa cuándo. me labro de agua como ladera. me pule el viento del desierto en que nos dejaste
                 de a pie.

una parada, dos, cuatro, ocho conversaciones abismales mordiendo los dientes del des tiempo. me estoy curtiendo la piel del sol.

- insisto en treparme al mástil de este barco que te busca estrellándose las orillas, afinando artesana la consistencia justa del jugo en los huesos

                 para vibrarte en los oídos.

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