claudia



- leeme.


Claudia obedece. Lee como escapándosele algas por la boca. Estampándose una y otra vez, barca amarrada a la orilla del muelle que la revuelca de intensa correntada. Que se queda. Valiente puta de este valle incendiado. Arrastra un pie por la piedra del suelo movedizo y por un instante estira el torso abriéndose de aire. Todo podría estallar en cualquier momento. Bienvenides al mundo de las ideas turbulentas. Claudia desborda hasta tocar el suelo. Haberse llegado. Morderse los codos. Pisar el destierro fundiéndose con el sonido de la desolación de un pueblo. Lamerse las orejas del espanto.


- leeme.


Claudia obedece:
- pasar una y otra vez por lugares olvidados. ya no sirve no pensar en nada. por la experiencia del tiempo que cae y las cosas que se quedan por el camino. dice que se quedan. será que mañana dejan de circular los trenes y colectivos? qué colectivo deja sus partes por el camino reducidas al mínimo pulso por extenuación? el sacrificio de los bordes de lo particular que segrega de furia por fuera del renglón para los nuevos manifiestos. ya no sirve pensar en la violencia del tiempo. este desquicie de cemento debe haber visto tantos besos en lo violento del sol...

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